
Amontonar capas de ropa sobre los menudos cuerpos de nuestros pequeños hasta que parezcan estrellas de mar tiene solución. El chaleco para niños es nuestro aliado para abrigar sin aprisionar, dando rienda suelta a su motricidad. Y, por supuesto, es una prenda de vestir muy versátil; ¿será por eso que nunca pasa de moda?
El chaleco es una prenda que facilita el abrigo a la vez que puede ser un elegante añadido en ciertas ocasiones. Los hay de todos los materiales y están ahí desde que al ser humano le dio por vestirse, desde el tradicional atuendo de pastor en la función escolar de Navidad hasta los looks más deportivos, pasando por lentejuelas y telas peluche de princesita.
En esta entrada vamos a intentar arrojar un poco de luz sobre el recorrido y en la utilidad del chaleco, tan antiguo como el hilo negro pero que, si se queda anticuado, pronto retorna con fuerza. Como ahora. En este rápido repaso por el mundo del chaleco seguro que te darás cuenta de que no tienes todos los que podrías y deberías tener. ¿Preparados?
El chaleco es útil
Es normal dudar un poco de la utilidad del chaleco al ver una prenda que deja al descubierto los brazos. En realidad, está bien pensado, verás. Como te decíamos, el sumar capas de ropa hace que tu niño pierda flexibilidad y libertad de movimiento, que es lo que tienen que tener los niños para que su desarrollo sea óptimo.
Cuando va llegando el buen tiempo con timidez hay días en los que al sol se está de maravilla, pero a la sombra no se está tan bien. Y ya sabes lo que dicen las abuelas de eso de los cambios de temperatura… No queremos que el niño se nos constipe (casualmente ese fin de semana en el que tenías planes). Un chaleco para niños resguarda el pecho de esos fríos inesperados manteniendo los mocos a raya.
Pero el chaleco ha sabido evolucionar desde la aventajada posición de prenda de entretiempo para darnos una amplia panoplia de posibilidades: prenda formal, de diario, uniforme, abrigo, con cuello o botones, sin ellos… Y en todos los casos su mejor punto de apoyo ha sido su utilidad.
¿Eres de rombos o de punto vintage?
Te estarás preguntando si nos referimos al chaleco de punto a lo Zipi y Zape o al plumífero a lo Marty McFly ¡Bien visto! Esta prenda es tan humilde como famosa. Tiene múltiples funciones según el entorno, es carne de aventura y a la vez un símbolo de aristocrática elegancia y hasta de buen estudiante, ¿a qué sí?
Sé de los dos, o de más aún. Lo usan niños de cualquier edad, bebés incluidos. Los chalecos para recién nacidos suelen ser de lanitas suaves, de crochet, para ese cuerpito tan diminuto. A los pocos meses, el chaleco encima del bodi de manga larga permite añadir una prenda de refuerzo sin apretujar sus brazos. ¡Una combinación ganadora de comodidad y abrigo para tu bebé!
Si eres fan de lo vintage, tanto si usas el clásico chaleco para niños de rombitos para llevarlo a comer el domingo a casa de los abuelos, como si le pones un chalequito de tela con botones a juego con el pantalón para hacer de paje en una boda, tu bebé estará espectacular, fino y elegante.

El chaleco de batalla
Cuando tu hijo llega al colegio, lo primero es colgar la chaqueta en la percha marcada con su nombre o con su carita en una foto. Se quedará en jersey o en camiseta. Y tendrás que confiar en que se pongan su chaqueta otra vez al salir al patio durante el recreo… Algo que puede ocurrir, o no.
Un chaleco de forro polar no le dará la sensación de ir cargado de ropa, pero tú sabrás que está la mar de calentito pase lo que pase. Un fondo de armario básico. También lo es el chaleco de plumas acolchados, pero en este caso más para exteriores donde necesitarán abrigo extra. Los hay con capucha, ¿lo sabías?
¿Te has fijado o que el chaleco admite colores llamativos o incluso bandas reflectantes? Una vez en el parque, en el bosque o de paseo por la calle, esa alta visibilidad te puede ser de ayuda: los papis que llevan a sus niños en bicicleta saben bien que esos chalecos acolchados y vistosos abrigan y avisan a la vez.
Una prenda con carisma
Un chaleco para niños que tienen actividades variadas da para mucho. O si no, fíjate en la de disfraces de carnaval y trajes tradicionales en los que aparece: ejecutivo jefazo, chulapo con gorra, camarero elegante de restaurante francés, troglodita con porra y hueso, etc. Eso quiere decir que el chaleco dice algo.
Tienes el chaleco beige con bolsillos, tan propio de un explorador o de un fotógrafo. El chaleco de pescar, el de cuero bordado de motero, el vaquero con piel de vaca o el de indio en ante con flecos. Es una prenda que en un plis puede pasar esa delgada línea roja entre el estilo con clase y el disfraz desternillante en un bebé con chupete.
Pero se trate de un disfraz, de un sofisticado complemento o de una prenda utilitaria para el día a día, queremos recordarte que prestes atención a los materiales. Como de costumbre, evita tejidos que le provoquen rojeces y alergias a tu hijo: las lanas duras que pican, los tejidos sintéticos de baja calidad. Por suerte, hoy cuentas con muchos modelos en tejidos divinos, suaves y seguros para ropa de niño y bebé.
Que no te estorbe una manga
¡Da manga ancha a la libertad de movimiento (perdón por el chiste fácil, pero teníamos que hacerlo)! Hay que afrontar los primeros años de vida en chaleco arremangados por defecto. ¡A por todas, pequeñajos!