
Cuando ya tienes a tu bebé en brazos tu espalda, tu cuello y tus caderas van a darlo todo durante, digamos unos meses (aunque podemos afirmar que serán unos años). Así que mejor usar un cojín de lactancia para prevenir desde el inicio que nuestras articulaciones sufran por la postura que implica alimentar a un bebé. Ya sea con pecho o con biberón, seas madre, padre, o cuidador.
Los cojines de lactancia son desde hace tiempo un elemento esencial porque también se usan durante el embarazo. Los meses en los que empezamos a lidiar con el volumen del cuerpo, tener un cojín ergonómico ayuda mucho a la hora de dormir y de relajar las articulaciones que tantos cambios están sufriendo.
El uso de un cojín de lactancia/almohada de embarazo te va a ayudar en otros aspectos de la vida cotidiana y la crianza. Dormir bien, cuidar la postura tanto del adulto como del bebé, hacer más acogedora la cuna, tener un apoyo confortable a la hora de amamantar hacen de esta almohada un recurso multifuncional. Te contamos más sobre este invento.
¿Para qué sirve un cojín o almohada de lactancia y embarazo?
Aunque están hechas con unas telas y materiales de lo más atractivos para cualquiera, las almohadas de lactancia y embarazo sirven, ante todo, para evitar que tengamos dolores posturales. Para embarazadas, y para los que no lo están también, estos cojines facilitan el descanso y corrigen la postura para evitar dolores de cuello, espalda, brazos y caderas.
Durante el embarazo la postura para dormir acaba siendo lateral, básicamente porque a medida que crece la panza la presión sobre el estómago y los pulmones va haciendo imposible estar realmente cómoda. La almohada para el embarazo te ayudará a recoger el peso de la barriga y relajar la cadera al ponerla entre tus piernas. Al usarla para elevar el tronco, conseguirás también reducir la acidez. Todo son ventajas.
Cuando damos de mamar al bebé, la almohada de lactancia te permite apoyar los brazos aliviando la tensión a nivel del cuello, espalda y hombros. Podrás recrearte sin dolor en ese momento tan mágico de conexión entre madre e hijo. Los papás también sufren esa tensión cuando dan el biberón, así que a usar el cojín a destajo. ¡Pero este cojín tiene más usos! Sigue leyendo.
El secreto está en la forma
Para gustos los colores, que los hay variados, y para posturas los cojines, que también hay varios. Las almohadas de lactancia tienen formas de letra como la L, la U, la C y también con forma de luna, de cuña o recta y alargada para adaptarla libremente a cada cuerpo y cada uso.
Su largo varía entre 130 y 180 centímetros y el ancho entre 60 y 90; ten en cuenta tu altura a la hora de elegirlo para que el apoyo sea uniforme. Como cada uno duerme de una manera, analiza tus hábitos para decidirte por un modelo. A nuestro juicio el de forma de U es el más versátil, pero ojo al tamaño de tu cama, intenta no echar a nadie…
Los modelos más pequeños, como la almohada de lactancia tipo cuña o el cojín en forma de luna, están más indicados para recostarse o dar el pecho. Los grandes son más para todos los públicos, incluso aquellos que queráis abrazar la almohada o dormir con las piernas en alto.

El relleno de las almohadas de lactancia
Fibras naturales como el algodón o las plumas son siempre bienvenidas. Las plumas en esta almohada no las vemos muy adecuadas pues a veces se escapan del tejido y puedes hasta pincharte con ellas. La fibra de algodón es transpirable y evita alergias. Si te decantas por ella, cuida que sea ecológica.
Las de fibra de poliéster como la espuma o viscoelástica, tienden a apelmazarse y así resultar menos mullidas. También tienden a chafarse las almohadas de lactancia de bolitas de polietileno, pero son las más comunes. Lo divertido es cuando decides lavar la funda sacando el relleno: tu casa se convierte en una bola de cristal navideña.
La funda debe ser de algodón, fácilmente desmontable con botones o cremallera y funda interior (para que no tengas polietileno en bolitas por toda la casa). La funda ha de ser transpirable y lavable, el color y el estampado te dejamos elegirlo.
La almohada de lactancia y tu bebé
Pues ya no solo te va a servir de apoyo para dar el pecho, descubrirás la cantidad de cosas que se pueden hacer con una almohada gigante. Póntela sobre el regazo cuando vayas a dar el pecho, coge a tu bebé en brazos y apoya tus brazos sobre la almohada. Ya te toca a ti cuidar tus cervicales dosificando las horas de embelesamiento mirando ese regalo de niño.
Algunos modelos tienen un cierre con el que podrás hacer un rosco transformando el cojín de lactancia en cuna o asiento. El cojín de lactancia evita que el bebé se salga de la acogedora rosquilla y eso te dará un respiro en más de una ocasión. Cuando el bebé aún es muy pequeño lo vemos como perdido y vulnerable en mitad de la cuna. Colocar la almohada de lactancia a su alrededor sobre el colchón, arropa al pequeño incluso impidiendo que se gire y se destape.
Por último, y mira si no le hemos sacado usos a este cojín, os servirá para apoyar a vuestro retoño con los mejores posados fotográficos a lo Anne Geddes, ya que se puede moldear y colocar de manera que el modelo esté cómodo y seguro. Toda ayuda es poca para cuidar nuestras articulaciones en una etapa tan bonita como dura como es la lactancia materna y, cada vez más, claro que sí, la paterna.