Del calorcito a la diversión: mantas de juego para bebés

mantas de juego

Elijas las mantas de juego que elijas para tu bebé, tenemos claro que con ellas la diversión y el ejercicio sano están asegurados un montón de meses. Estos tapices son un aliado perfecto para que tu pequeñajo empiece a descubrir sus extremidades, a fijar la vista y a definir colores.

Un niño recién nacido no hace más que dormir y comer, bueno, y llenar pañales pequeñitos, muchos. Pero pronto empiezan a espabilar, a abrir mucho los ojos intentando entender donde han venido a aterrizar.

Los colores, accesorios, formas y texturas de estas mantas de recreo son prácticamente infinitas. Las estructuras con arcos flexibles y juguetes colgando de ellos, los tapices musicales y los espejitos irrompibles son lo más común. Repasemos juntos las bondades de estas mantas de juego.

Del abrigo a la plataforma de juego

Las mantas siempre han sido un objeto de abrigo, una prenda de cobertura universal para taparnos a la intemperie o dentro de casa y para abrigarnos en la cama, o bien para tumbarnos al fresco sobre el terreno sin que cale la humedad. En el mundo juguetil, a lo sumo han servido hasta para recoger juguetes cuando hay prisa; a lo top manta.

De estirar una manta en el suelo para que juegue nuestro bebé a incorporarle elementos de ocio y didácticos hay un paso, si lo piensas. Mantienen su función original básica, es decir, abrigar y dar confort aislando al bebé del frío suelo, como una alfombra. Pero además se convierten en verdaderos parques infantiles plegables.

Llevamos generaciones y generaciones jugando con nuestros hijos sobre una manta. Ahora, este espacio incorpora más complementos y se convierte en gimnasio, donde el bebé tiene más movilidad (y una movilidad segura, porque no hay caía a distinta altura) para explorar, escuchar, tocar y ver. Cambia mucho de estar en una cuna, entre barrotes, esperando la hora del biberón. Dónde va a parar.

¿Cómo es la manta de juegos ideal?

La variedad es prácticamente infinita y los diseñadores de estas mantas derrochan creatividad. Los colores abundan, los sonidos, las formas y las texturas son la estrella. La manta de juegos ideal es la que más te guste o la que más se ajuste al carácter de tu bebé, simplemente no hay que olvidar prestar a tención a la seguridad de sus detalles.

Todos sus componentes deben respetar las normas CE, los tejidos utilizados deben cumplir con las normas de seguridad previstas. Estas características deben cuidar su piel evitando rozaduras, alergias o cualquier tipo de irritación. Los juguetes deben ser aptos si son masticados y estirados o estrujados sin provocar accidentes o lesiones.

Cuida que sea fácilmente desmontable para lavar, limpiar y transportar. Los juguetes y demás artilugios que la componen no deben ser ningún peligro para el bebé. No es recomendable añadirle más elementos, porque sus complementos han sido elegidos y analizados por expertos. Por otra parte, es el lugar perfecto para ver rodar una pelota o merendar un poco de fruta.

Mantitas de juego por edades

Como hemos comentado antes, poco hace un recién nacido hasta los tres meses más o menos. Entonces empiezan a dormir menos y a fijar más la vista; aun no ven muy bien, pero distinguen contrastes y siluetas. Al acostarlos en una mantita con arcos de los que cuelga un carrusel con muñecos que giran con una música sencilla, por ejemplo, se quedan flipados.

Ya con unos seis meses te sueltan discursos descubriendo sus capacidades de emitir sonidos, se meten en la boca sus propios pies y sacuden, a veces con una energía pasmosa, brazos y piernas como si fueran a salir volando. Sonríen y empiezan a interactuar con sus papis y sus juguetes. Hay mantas de juego con pianos que se tocan a patadas estando tumbados, otra posibilidad que eso les encanta.

Pasados los nueve meses se sientan en la mantita a descansar o a organizar sus cubos apilables, a ojear sus cuentos de tela. Se deslizan por los trampantojos (como toboganes imaginarios) que pueden llevar estas mantitas de juego. Y es que algunos parecen parques de atracciones en miniatura, pero con todo colorido, blandito, crujiente, suave, con asas y sonajeros.

manta de juegos

Un espacio de desarrollo

El espacio que nos rodea nos conforma como personas. Desde el minuto uno de vida, todo se resume en experiencias que nos van permitiendo adaptarnos al medio. Cuanto más interactuamos y experimentamos, más conexiones neuronales desarrollamos y más capacidades psicomotrices afinamos. Cuando hablamos de nuestros hijos, raro es el padre o madre que no quiere fomentar esto activamente.

Los peques, boca abajo o panza arriba, van a moverse más en esta manta que es bonita y divertida que en una silla, cuna o parque. Un espacio perfecto donde poner a prueba fuerza, flexibilidad y coordinación; de hecho, a veces los denominan “minigimnasios”. Coger los juguetes que cuelgan, distinguirlos, provocar un ruido e incluso componer piezas de piano a golpe de pie es sano y divertido.

Siempre bajo la supervisión de un adulto responsable, este tipo de tapiz, manta de juego o minigimnasio ofrece este espacio para desarrollarse en seguridad que buscamos. Y además, regala una pausa temporal a los papis para que puedan tomarse un café sin tener a nadie en brazos. Y es que si un bebé se aburre a quien se le acaba la paz es a su progenitor o cuidador.

Crecer a los cuatro vientos

Creemos que lo mejor para crecer es la libertad. La libertad de movimientos que las mantas de juego hacen posible ayuda a desarrollar músculos y creatividad. Da rienda suelta a sus ganas de explorar y conocer sobre estos tapices que, sin llegar a ser del todo mágicos, sí conseguirán hacer volar su imaginación.

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