¿Cómo vestir a un recién nacido? Prendas y gestos

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Ves de reojo la soltura con la que alguien cambia de ropa y de pañal a un bebé como si llevara siglos haciéndolo y te preguntas si serás capaz tú, llegado el momento, de vestir a un recién nacido que llora y se mueve y que ¡es tan pequeño! Tranquilidad, esa persona ha aprendido igual que lo harás tú y muy rápido, ya verás.

El temor a hacerle daño hace que muchas personas ni se atrevan a tomar a un bebé recién nacido en brazos, y sin embargo se le coge el tranquillo tan rápido que uno mismo se sorprende. También es verdad que no siempre te sientes capaz y eso frena, así que ¡fuera miedos! Te daremos trucos para elegir las prendas que te lo pongan más fácil.

Si no has tenido la oportunidad de probar a vestir a un recién nacido y hacerlo con muñecos no te ha parecido realista por la falta de pataleo, aquí tienes unos consejos prácticos. Un secreto: nadie nace sabiendo y la práctica es la mejor manera de dominar cualquier asunto. Con cariño y sin miedo, ¡manos a tu obra!

Prepara la canastilla para el hospital

Ser precavidos es tomar ventaja ante cualquier novedad. Planificar algunas cosas te ayudará a tener cierta calma mental. Si esperas a tu primer hijo, por muchos asesores expertos en nacimientos que te rodeen, siempre estará tu vocecita interior repasando cada detalle y planteando cada duda como un martillito pilón.

Lo bueno de un embarazo es que te da unos meses para preparar la llegada del bebé. Necesitarás comprar una bolsa o canastilla con un montón de compartimentos ¿Que por qué tanto bolsillo? Porque son muchas las cosas que hay que cambiar y reponer muy a menudo y casi siempre tendrás que hacerlo con una sola mano. Está todo pensado.

Esta canastilla debe llevar las primeras prendas para vestir a tu bebé: bodi, pelele, jersey, patucos, manoplas, calcetines, gorrito. También necesitarás pañales chiquitines, toalla, gasas, crema para su culete y para tus pezones; neceser, cambiador, guardachupete, biberón, sacaleches… Sí, vas a parecer una tienda ambulante.

Pon su cuarto a punto

Cambiar o vestir a un recién nacido en su cuna o sobre una cama no es recomendable ni por seguridad ni por el bien de tu espalda. Debes preparar una zona con cambiador a una altura ergonómicamente correcta. Verás que hay gran variedad de muebles y accesorios diseñados para este fin.

No se suele salir mucho a la calle en los primeros meses de vida de un bebé, más si nace en invierno. Procura elegir un cuarto donde entre el sol y aprovecha el momento de vestirlo para que, protegido en casa, le de la luz que tanto necesita para sintetizar la vitamina D. El ratito de los cambios diarios es tiempo suficiente para ello.

Pon la habitación a una temperatura calentita antes de vestirlo. El bebé debe estar apoyado en una superficie recta y horizontal pero cómoda. Ponle funda al cambiador pues siempre viene plastificado para evitar estropear el colchón de espuma y es una superficie fría. Nunca dejes al bebé solo. Prepara todo lo que necesites sobre el cambiador y si te falta algo llévate al bebé contigo o acuéstalo en su cuna mientras.

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Elige las prendas más adecuadas

La talla ideal para su primer bodi es la de cero a un mes. Piensa que tiene que estar abrigadito pero que su piel es muy sensible, así que usa prendas de algodón y de lana. Si son de las respetuosas con el medio ambiente libres de productos químicos y fáciles de lavar mejor. Usa siempre detergente neutro, los suavizantes con perfumes pueden provocar alergias.

Necesitarás manoplas para que no se arañe él mismo y un gorrito para mantener la cabecita abrigada. No olvides tener calcetines sin goma tobillera. Nada de apreturas, ni cremalleras, ni nudos gruesos. Elige pijamas y peleles con pie. Las gomas de ajuste en cintura, puños y tobillos deben ser suaves y no deben dejar marca en su piel. Busca bodis de cuello amplio y apertura frontal con presillas.

Evita decoraciones innecesarias al menos los primeros días como pompones, etiquetas y botones. Las prendas para vestir a un recién nacido tienen que ser amplias y dejarles libertad de movimiento. Cuida que no suelten pelusa, que no lleven costuras o pliegues que puedan provocar roces en la piel a tu bebé.

El mejor gesto es la sonrisa

Una vez que lo tenemos todo listo, bebé sobre cambiador, temperatura adecuada y pañal y ropita a mano empieza el ritual. Habla con tu bebé para que sepa que, aunque en este aprendizaje estáis los dos, tú controlas para que todo salga bien. Juega con tu sonrisa y cántale o para un segundo y abrázalo para calmarle.

La parte de arriba puede ser la más estresante al pasar la cabecita por el cuello del top. Abre el cuello de la camiseta todo lo que puedas con las manos y pasa su cabecita lo más rápido y delicadamente posible sin atrapar orejas o naricilla. Sostén siempre cabeza y cuello porque tu bebé aún no puede hacerlo solo. Cuando les toque a los brazos desliza tus dedos por el puño en sentido contrario a la manga y ve a por su manita, cuando la tengas solo tendrás que estirar la manga a lo largo de su brazo.

Si los bodis son de los que se abren por delante será como poner una rebeca. Te equivocarás varias veces con las presillas porque eso parece un puzle, pero verás que pronto son todo ventajas. La parte de abajo es más atlética pero más fácil (porque esas piernecillas no paran en el aire). Remanga el pantalón hasta llegar al pie del mismo, atrapa el pie de tu bebé dentro con la mano que sostiene el pantalón y con la otra sube la pata. Repite operación con el otro pie y listo.

Vísteme despacio que crezco deprisa

Atesora y disfruta el momento de vestir a un recién nacido cuando aún te cabe entre tus manos. Son vuestros primeros momentos cara a cara. Así que las prisas, si eso, déjalas para cuando vaya al cole.

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